29 ene 2009

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Este enero lo visito sólo para despedirme de él y empezar el año. Los eneros son siempre tan ilusorios, tienen el peso de los años, algo así como mensajeros del número que sigue en la existencia, el comienzo del calendario de las repeticiones. En enero se prepara uno para organizar algo que hacer por uno y por los demás, así que a veces cuesta mucho trabajo escribir en enero. Todo lo anterior lo pensé como una justificación de la pereza que a veces lo invade a uno espiritualmente. Escribir es estar despierto y así lo piensa uno cuando escribe al aire como aquí.