24 jun 2009

Entre lo prohibido y lo obligatorio




Caminar por la Avenida Miramar en Manga es bordear el costado norte de la bahía de Cartagena. Un buen rato para sentarse a mirar lo flecos de luz que en las tardes se filtran por entre las nubes. Para imaginar mundos al otro lado del horizonte, empezando por esa tierra rodeada de agua y de silencio desde donde escribe, en el barrio Miramar de La Habana, Wendy, Wendy Guerra. La coincidencia en los nombres y el inesperado encuentro con su primer libro impulsan estas líneas y el deseo de que en un próximo viaje pueda mirar de allá para acá las pocas cosas que a uno le han sucedido; con las que uno quisiera volver a encontrarse para que se hagan piedra y mar las formas del sueño voluntario de la literatura. Encontrarse con Nieve en la Habana, el personaje que se escapa en fotocopias secretas de mano en mano porque Fidel no la publica. Decirle que su voz se escucha desde mi Avenida Miramar y que no se vaya. Que es imposible dejar de escribir lo que a uno le duele…

“Supe bien, lo supe definitivamente y para siempre, que no podía caerme en la calle: nadie respondería por mi. Soy fuerte porque estoy sola” . Imposible detener su magia y dejar de sentir ese hermoso diario: Todos se van. El exilio también puede vivirse allí donde se nace. Al menos eso siente Nieve o Wendy y muchos otros cubanos.


Imagen tomada de:www.piedepagina.com

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