27 sept 2007

Días lentos

Dias lentos

y verdes y amarillos como grandes camaleones

a la orilla del tiempo

Y tal vez azules

Yo los quisiera eternos

sobre un cielo redondo dulcemente curvado

por la mano de un niño




Yo los quisiera azules y redondos

como la vieja taza de peltre en cuyo fondo

volaba hechizada una briza de pajaros



De Romulo Bustos Aguirre En el traspatio del cielo






23 sept 2007

Domingo


Las hojas de los árboles se mueven con la pereza del atardecer. El indeciso sol que entre las ramas pasa invita al descanso. En el fondo se escuchó a alguien decir algo al paso por el corredor ámplio de esa casa cartagenera, casi a orillas del mar. Entre el olor a plantas y el murmullo de los insectos se opacó el significado de las palabras. Apenas pude reconocer una voz tranquila que saludaba y al tiempo se despedía. Sin afán. Sin detenerse. No entendí nada, sólo supe que eras tú cuando desperté al final del domingo que no acababa de pasar.
Ilustración de Adriaen Collaert (~1560-1618)

12 sept 2007

Alguien pasa





Duda




Ahora ya no somos


como ayer, como antes.


Ahora vamos solos, cada quien por su aire.




A veces yo pregunto


por tu voz, por tu nombre.


Me miran y sonríen:


Ninguno los conoce.




Pienso entonces que pudo


ser mentira el encuentro.


Y perderte tan solo


la otra cara del sueño.




Del libro Alguien Pasa, de Meira Delmar.


(Ilustración de Leonhard Lapin)

7 sept 2007

Vagando



El amor a la literatura y el tiempo no se la llevan bien en mi caso. Quisiera que el blog derrumbara lo que no quiero y ablandara la dureza de cada tropezón que sufro en cada esquina. Ayer después de una cita odontológica aproveché para caminar largo por la ciudad. Acabé en una calle que me puso frente a un espectáculo visual incomodo y novedoso para mi. Caminaba a contraluz porque atardecía y el sol me pegaba pleno en la cara de manera que los rostros de los que pasaban por mi lado en sentido contrario parecían difusos por lo que apenas reconocía pedazos de su afán y condición. Tropecé con trabajadores que dejaban la oficina para ir solos a su vivienda que en algunos casos es apenas una pieza o cuarto. (Hoy supe que en occidente el 40% de las personas viven solas). Pasaban riendo estudiantes adolescentes respondiendo al celular mientras la ropa se les desordenaba por la brisa fría que golpeaba. Polvo y tierra se levantaban cuando los buses recogían pasajeros en cualquier parte al asomo de una señal. Muchos llevaban audífonos y en el cuerpo se les notaba si era música o noticias lo que escuchaban. Había vendedores ambulantes en algunas esquinas que ponían en el suelo sobre una manta verde los títulos de algunas películas piratas, una de las cuales llevaba años buscando volver a verla. Me había hecho a la idea de encontrarla sólo en el cine arte de alguna ciudad europea. Ahora simplemente la topaba ahí en el suelo por menos de un dólar la copia. La compré. El sol siguió pegándome en la cara y seguí caminando. Era 1900 de Bertolucci.