23 abr 2007

la puerta

Hace poco desperté en la noche recordando una palabra que mi padre usó en mi niñez y al mudarnos de barrio nunca volvió a utilizar. Tiempos, los sesenta del siglo pasado. La palabra, La- puerta-del-campo, que después supe era el nombre dado a la puerta por la que entraban y salían las empleadas del servicio, o las de adentro, como también aún dicen. Un buen tiempo esa puerta fue un misterio, no me atrevía a pasar por allí porque el camino que la atravesaba estaba lleno de mala hierba que escondía piedras con las que podía uno tropezar. En muchas ocasiones la veía mal cerrada, entreabierta. Se la trataba igual que a sus usuarios. En realidad, era apenas una puerta.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Caborca huele a mar, a nostalgia que se resuelve con palabras y se esconde con los buenos textos. Enhorabuena!!

Unknown dijo...

Uffffffff atravezar un callejon y encontrarse solo con recuerdos, con aguas cansadas que ya no nos recuerdan porque no son las mismas,casas fantasmas y amigos que solo en la memoria pueden devolver una pelota de tenis y una sonrisa cuando nos los tropezamos en la vida