7 sept 2007

Vagando



El amor a la literatura y el tiempo no se la llevan bien en mi caso. Quisiera que el blog derrumbara lo que no quiero y ablandara la dureza de cada tropezón que sufro en cada esquina. Ayer después de una cita odontológica aproveché para caminar largo por la ciudad. Acabé en una calle que me puso frente a un espectáculo visual incomodo y novedoso para mi. Caminaba a contraluz porque atardecía y el sol me pegaba pleno en la cara de manera que los rostros de los que pasaban por mi lado en sentido contrario parecían difusos por lo que apenas reconocía pedazos de su afán y condición. Tropecé con trabajadores que dejaban la oficina para ir solos a su vivienda que en algunos casos es apenas una pieza o cuarto. (Hoy supe que en occidente el 40% de las personas viven solas). Pasaban riendo estudiantes adolescentes respondiendo al celular mientras la ropa se les desordenaba por la brisa fría que golpeaba. Polvo y tierra se levantaban cuando los buses recogían pasajeros en cualquier parte al asomo de una señal. Muchos llevaban audífonos y en el cuerpo se les notaba si era música o noticias lo que escuchaban. Había vendedores ambulantes en algunas esquinas que ponían en el suelo sobre una manta verde los títulos de algunas películas piratas, una de las cuales llevaba años buscando volver a verla. Me había hecho a la idea de encontrarla sólo en el cine arte de alguna ciudad europea. Ahora simplemente la topaba ahí en el suelo por menos de un dólar la copia. La compré. El sol siguió pegándome en la cara y seguí caminando. Era 1900 de Bertolucci.

4 comentarios:

ricardo flores dijo...

¿No fue Borges quien dijo eso de que un simple dolor de muelas puede hacernos dudar de la existencia de Dios?
Habría que complementar entonces diciendo que una simple película pirata puede devolvernos la fe.
Saludos,
RF

Cinzia Ricciuti dijo...

Que bueno que la encontraras y que la compraras!!
Me gusto' mucho este post.
Siempre te leo.
Cinzia

Camilo Hoyos G. dijo...

Qué bueno: toda la caminata te llevó, a contraluz, hacia la película. Amor, literatura y caminata: no sé muy bien cuál es el orden en que aconteció. Pero definitivamente ablandaste el encanto de una calle anónima.

Leyla dijo...

Me provoca este relato muchas imágenes. Y me provoca entender que también estás solo.