12 may 2008

El tuerto



Las viejas ciudades huelen a viejo, quizá porque tienen espacios por los que no pasa el tiempo . Ese estancamiento de todo, sin explicación a mi alcance, me impedía entender lo que decían mis profesores de primaria. Miraba lejos y las palabras carecían de sentido. La melancolía. Al terminar las clases medía las calles que parecen renunciar a la vida y sólo respiran historia. De ellas quedan epitafios que anuncian lo que fueron, no lo que son. Después huí del silencio por el peso abrumador que rodeaba a lo que hacía sin explicación. No escuchaba nada, ni la música que sentía. Los momentos mas intrigantes y aburridos simultáneamente eran los que transcurrían esculcando un cajón de la mesa de noche de mis padres imaginado los usos de cada cosa, inventándome preguntas por cada objeto con el que me tropezaba. En muchos casos sin respuesta. Aburrimiento.
En Cartagena cuando una calle quiere decir algo habla el Tuerto López:



De sobremesa

Se vive, amada mía,
según y como…Yo
por la mañana tengo hipocondría
y por la noche bailo un rigodón

¿Y qué? Pura ironía. En el amor
y en otras cosas de mayor cuantía
todo depende de la digestión.

Que no fume, que olvide la lectura,
que no maldiga en ratos de amargura
y mil consejos mas de este jaez,

como si se pudiera vivir a la manera
de las calles tiradas a cordel.


Foto: Luis Carlos López, poeta cartagenero 1879-1950

2 comentarios:

Leyla dijo...

Te extrañaba Caborca. Me extraviè, pero justo ahora muero.

Anónimo dijo...

Hola Caborca
que bueno que sigues con tu blog
como siempre buena lectura
Un abrazo

Juan Manuel