6 oct 2008

Cuatro




Y en la pared del fondo del Café de Moncho hay una desteñida reproducción de un cuadro que después de mucho tiempo pude saber de quien era. Pero que sin saberlo fue mi Monalisa. Esperaba su sonrisa cuando sentía que escuchaba conmigo alguna conversación de interés mientras tomaba una cerveza con alguien que me hacía feliz. Me sorprendió notar que dejó de sonreirme cuando -estoy seguro- aprendió a leer mis pensamientos. Pero no lo pude evitar: las últimas veces he esperado la salida de todos para, detrás de una columna, verla vestirse y desvestirse. Por eso sigo yendo allá.
(Cuadro de Enrique Grau, Mulata Cartagenera)

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