Si, acabas y apuestas a que siento igual
trato de estar fresco, pero eres tan cálida que me derrites.
Caigo por entre las grietas
e intento regresar
antes de que esta ricura acabe
y doy lo mejor
nada me detendrá,
sólo algo divino.
Y entonces es el momento de ganar o aprender.
No lo dudo más, no puedo esperar, soy tuyo.
29 dic 2008
Jason Mraz - I'm yours
18 dic 2008
Similitudes
Es imposible acabar este 2008 sin que te diga algo de La insurrección solitaria de Carlos Martinez Rivas, dijo Moncho mientras pasábamos por el frente de la Panadería de Altamira, nombre que por asociación lo llevó a recordar un pedazo del poema que fue soltando en voz alta con ritmo acincopado:
¿Y si fuera otra cara la verdadera y no ésta
¿Y si fuera otra cara la verdadera y no ésta
sino la otra, la mal hecha, la que no se parece
y es distinta cada vez? La del Hombre
del Trapo en la Cabeza, el que se cortó
la oreja con una navaja de afeitar
para dársela a la menuda prostituta?
Pero él fue solamente un pintor. Uno
entre los otros espantapájaros, minúsculos
en medio del gran viento que choca contra el cielo,
empeñados en añadir un paso más a la larga cadena.
Ocupados en cambiar la Naturaleza, como las estaciones.
Rehaciendo y contrahaciendo el rostro del mundo.
El rostrodel vasto mundo plástico, supermodelado y vacío
Y creo que Moncho tenía toda la razón. Fue este poeta al que vetaron en Nicaragua en las últimas semanas cuando sus autoridades se negaron a publicar una edición de su único libro con prólogo del gran escritor Sergio Ramirez. Nosotros, en Colombia, para seguir el pulso musical de la marcha militar nombramos un procurador que le gusta quemar libros.
Y creo que Moncho tenía toda la razón. Fue este poeta al que vetaron en Nicaragua en las últimas semanas cuando sus autoridades se negaron a publicar una edición de su único libro con prólogo del gran escritor Sergio Ramirez. Nosotros, en Colombia, para seguir el pulso musical de la marcha militar nombramos un procurador que le gusta quemar libros.
12 dic 2008
5 dic 2008
Pintor
En el barrio Manga no eran muchos los extranjeros en los setentas. Así que tener de vecino -casa de enfrente- a una familia española, fue un lujo. La crianza en roce permanente con una cultura del otro lado del charco. Influyó mucho en mí la mirada de la persona exiliada que dejó bellos recuerdos muy lejos. El señor de esa casa me enseñó a jugar ajedrez y a escuchar a Serrat. Creo que eso es suficiente para conservar por él un profundo recuerdo de gratitud. Murió muy joven. Era pintor y se llamaba como todos los españoles: Juan.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)