Es imposible acabar este 2008 sin que te diga algo de La insurrección solitaria de Carlos Martinez Rivas, dijo Moncho mientras pasábamos por el frente de la Panadería de Altamira, nombre que por asociación lo llevó a recordar un pedazo del poema que fue soltando en voz alta con ritmo acincopado:
¿Y si fuera otra cara la verdadera y no ésta
¿Y si fuera otra cara la verdadera y no ésta
sino la otra, la mal hecha, la que no se parece
y es distinta cada vez? La del Hombre
del Trapo en la Cabeza, el que se cortó
la oreja con una navaja de afeitar
para dársela a la menuda prostituta?
Pero él fue solamente un pintor. Uno
entre los otros espantapájaros, minúsculos
en medio del gran viento que choca contra el cielo,
empeñados en añadir un paso más a la larga cadena.
Ocupados en cambiar la Naturaleza, como las estaciones.
Rehaciendo y contrahaciendo el rostro del mundo.
El rostrodel vasto mundo plástico, supermodelado y vacío
Y creo que Moncho tenía toda la razón. Fue este poeta al que vetaron en Nicaragua en las últimas semanas cuando sus autoridades se negaron a publicar una edición de su único libro con prólogo del gran escritor Sergio Ramirez. Nosotros, en Colombia, para seguir el pulso musical de la marcha militar nombramos un procurador que le gusta quemar libros.
Y creo que Moncho tenía toda la razón. Fue este poeta al que vetaron en Nicaragua en las últimas semanas cuando sus autoridades se negaron a publicar una edición de su único libro con prólogo del gran escritor Sergio Ramirez. Nosotros, en Colombia, para seguir el pulso musical de la marcha militar nombramos un procurador que le gusta quemar libros.
4 comentarios:
Siempre me han gustado tus caminatas. Las extraño. Me gustan tus realidades vueltas letras.
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